Son las ocho de la mañana, comienza mi día. Realizo mis clases, subo y bajo escaleras. Converso con los niños, me río mucho con ellos. Tengo clases con 5° A, 2°Medio B, 4°Medio A y 7°A. Voy a dejar el libro, paso al baño de una carrera y hablo con la jefa de UTP. Ha sido un día intenso. Una semana intensa. Un año intenso. Pero no importa, porque ya voy a casa. Pero no voy a casa. Pero sí importa. Estoy en casa, sentado por 12 horas al día. Todo es telemático, sincrónico y asincrónico. Mientras tanto, poco a poco, tic tras tac, Me de rri to en mi silla. Mis brazos se despedazan, un ojo pasa a estado líquido, mis cabellos descienden sin rumbo. Pero, mi corazón sigue ahí, sigue aquí. vivo, ¡latiendo!