I
Por la mañana del 8 de abril, los obituarios ocupan
definitivamente las páginas de los
apenas vendidos diarios,
ante el reclamo de la sección
de Cartas al Director del 7 de abril.
Rojas atesorará junto a su valiosa medalla
-obtenida por haber corrido 5 kilómetros en la última maratón familiar
de la que Chile o Nueva York tenga recuerdo-
la noticia última de la recién fallecida sección Cultura:
El ministro de sepulturería de visita en el Cementerio Municipal de Chillán:
“SE PROHÍBE EL ENVÍO DE C A R T A S ENTRE VIVOS Y ENTRE MUERTOS”
Por la noche, la gata (que no tuve) ensimismada
en el televisor (apagado) del living
me transmite lo que un fantasma
(apóstata indecoroso de la muerte) mandó a decirme
desde el 2021 se impartirá en las universidades
Licenciatura en Sepulturería.
II
14.604 Nueva York
139 Chile
105 veces Chile adosan la muerte en NY.
Nunca antes Chile entero se vio tan diminuto,
nunca antes Nueva York hedió tan colosalmente.
Pumas transitan las calles de lo que
para algunos es Chile.
Ratas ocupan las calles de lo que
para Chile es Nueva York.
Nueva York es para Chile lo que
para mí es Chile: un cementerio.
III
Números, pequeñeces, hedor, calles, ratas, pumas, Nueva York, Chile, cementerios, yo,
la misma huevada de siempre,
llamar la atención de la muerte.
En este país en el que ya no hay celebridades
aciaga, de bruces ante mí,
la muerte que es peste,
la peste que es muerte,
me atiende y me envilece.
En este país en el que ya no hay lápidas,
-fasto inútil reservado para los
partidarios del enmudecimiento estridente-,
a nosotros comadre nos condenaron
al descanso bajo calles asfaltadas.
En este país comadre en el que
no nos albergaron a pesar del aullido
frente a los coscorrones arbitrarios
y a los coscachos
y las zurras
de mala madre.
En este país pestilente por el tufo
agonizante de la poesía,
quién fuera la última residente
¡Créeme comadre!
por saquear para sus pendejos
¡Créeme comadre!
llorones y resentidos
¡Créeme comadre!
acribillada en un supermercado,
no pierde ni su pestilencia ni su risible ánimo
Pero. Sí. Créame comadre,
de su último desmán.
IV
YA INSCRITAS EN LA TUMBA POR EL POETA,
LAS PALABRAS PERDURAN EN NUEVA YORK,
ILUSTRE URBE CADUCA,
DONDE AMOS SON LAS RATAS HOGAÑO
DE LA EXIGUA EVOCACIÓN
DE SU DOMINIO LEJANO.
RESPETANDO LA ÚLTIMA ORDEN
DEL MORTECINO ANDAR EN COPLAS
DE ABRIL
¡A UN METRO DE DISTANCIA!
VERSA EL JURAMENTO:
A pesar de la infamia,
Derrotará el júbilo,
Los atentados contra la vida.
Sobre el autor:
Luis Felipe Manques. Estudiante de Derecho de la Universidad de Chile, curtido en Talca y residente en Santiago en los últimos años.