A la Susana la conocí almorzando algo chancho con la Cata, en las faldas del Santa Lucía. Ella estaba semi desnuda entre unas enredaderas. En ese entonces se llamaba Barbie y parecía escapar de una vida burguesa llena de fiestas decadentes. La sentamos con nosotras para compartir un pito a modo de sobremesa. No hablaba…