El alcohol hace todo más llevadero, pensó sin duda. Tomo el botellín y lo apuro en un sorbo largo y cadencioso. Las últimas noches habían sido difíciles. El frio parecía no amainar. Hoy por fin salía el sol. Podría secar su ropa, las andrajosas frazadas y los cartones que amablemente ablandaban el concreto, tan frio…