Las vacaciones en Parral partían, alegremente, con mi papá manejando mientras escuchábamos a todo chancho las radios rurales que mi mamá se encargaba de sintonizar mientras avanzábamos por la carretera. Con mi hermana, en los asientos de atrás, nos sacábamos las zapatillas, comíamos Super8 y tomábamos Kem Piña. Por el contrario, las vacaciones siempre terminaban…