El Butoh es una danza de vanguardia que surge como expresión artística en respuesta a los bombardeos ocurridos en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki a fines de la Segunda Guerra Mundial. Responde a una necesidad que tiene la sociedad de volver a mirar la sombra. De detenerse a observar la catástrofe, el horror y el silencio. Su estética suele ser sombría. Cuerpos pintados de blanco, usualmente desnudos, manifiestan a través de una expresividad inquietante la importancia de mirar de frente al lado más oscuro de las sociedades que hemos ido construyendo, así como también al vacío con el que todo ser humano tarde o temprano se enfrenta en su soledad más íntima. El Butoh, como la poesía, se dedica a escudriñar en las profundidades de la existencia del hombre. Lo que la literatura muchas veces reclama por medio de la palabra, el Butoh lo hace a través del movimiento. El lenguaje del cuerpo.

¿Qué podemos considerar lenguaje?
Algunas de las acepciones de la RAE sobre la definición de lenguaje consideran a este: 1. La facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de otros sistemas de signos. / 2. Manera de expresarse. Considerando eso, la corporalidad humana también tiene su propio lenguaje. Un lenguaje de lo sensorial que, a través de su propio sistema de signos (no consciente la mayor parte del tiempo), nos permite comunicarnos constantemente con los otros.
Sabemos cuando alguien está alegre, triste o enojado. Lo percibimos, comprendemos ese sistema de signos que es el gesto y el movimiento humano. Además, esta comunicación la información que proporciona el cuerpo, no ocurre en una sola dirección. Muchas veces nuestro propio cuerpo es el que intenta comunicarse con nosotros al tratar de hacernos saber cosas que este “comprende o entiende” antes que nuestra consciencia. Ejemplos sobre esto podrían ser el comenzar a sentirnos desanimados, enfermos o nerviosos frente a determinadas circunstancias o contextos. Se trata de nuestro cuerpo transmitiéndonos información importante sobre el ambiente.
Tal y como a veces solemos monologar bastante tiempo con nosotros mismos para poder llegar al fondo de un asunto, nuestro cuerpo hace lo propio al manifestarnos, por medio de los sentidos, aquello que necesitamos, aquello que queremos o que no deseamos, reaccionando de modo visceral al ambiente. Por esto, es posible entender el lenguaje de la corporalidad por lo menos en dos direcciones. Como información sensitiva en nuestro organismo que nos permite interpretar la realidad y como el abanico de movimientos conscientes o inconscientes que realizamos con la finalidad de comunicarnos con otros.
El lenguaje de las sombras
El Butoh, posible gracias al lenguaje de la corporalidad, tiene la particularidad de desarrollar aún más este último. Exacerba sus posibilidades, juega a romperlo, a fragmentarlo, a mirarlo con curiosidad y crudeza. El Butoh experimenta con los movimientos que resultan incómodos, extraños, poco naturales y nuevos tanto para los ejecutantes de la danza como para los espectadores. Es un lenguaje rupturista, que impacta. Abisma al bailarín y al espectador respecto a la naturaleza de la condición humana. Permite que quien danza se comunique con aspectos profundos y desconocidos de sí mismo y del entorno que lo rodea, mientras que al mismo tiempo transmite al auditorio un mensaje extraño, una incomodidad que quienes observan deben descifrar. Al igual que sucede con la poesía, no hay respuesta para esa interpretación. El fenómeno de ese mensaje resuena en cada persona de manera diferente.
Carla Lobos (actriz, bailarina y coreógrafa ), maestra chilena pionera de la danza butoh en nuestro país, refiriéndose a este aspecto comenta: “ Este lenguaje rompe totalmente con todo. Porque si bien la danza contemporánea o la danza clásica son disciplinas totalmente importantes para ser un bailarín, butoh tiene algo que se trata con el tener que ir más allá. Porque la elongación tiene que ver con elongar tu inconsciente de la realidad, el de tu identidad y tu yo interno”.
Tal y como la poesía experimenta con el lenguaje de la palabra, llevando este a sus límites, el Butoh lo realiza con el lenguaje de la corporalidad. Tanto el lenguaje poético como el Butoh se ofrecen al ser humano como espacios de significado en los que se puede construir y deconstruir la realidad. Algunas de las posibilidades comunes al lenguaje de la poesía y al del Butoh son: la experimentación, la improvisación, la observación del silencio, la interpretación del silencio en cuerpo o palabra, la profundización del vacío de la existencia, la reterritorialización identitaria desde el lenguaje, la exploración de la pregunta por las posibilidades del ser y la capacidad de cultivar una dimensión espiritual. El lenguaje corporal que se expresa por medio del Butoh amplía las maneras desde las que podemos vernos a nosotros mismos y a los demás. Es la poesía del movimiento, que en su oscuro examen permite iluminar los aspectos más recónditos que nos componen.
Prestar atención a la danza Butoh en su profundidad nos permite, entre muchas otras cosas, advertir el origen indisoluble que existe entre el lenguaje de la palabra y el cuerpo. Todo lo que podemos decir o nombrar lo hacemos gracias a que poseemos un registro experiencial sensitivo que nos permite “saber o sentir” preconceptualmente qué es lo que debemos o queremos decir, cuándo sería más prudente callar y qué nuevas palabras necesitamos inventar para ponerle nombre a aquellas experiencias que no sabemos cómo llamar. La danza Butoh nos recuerda que somos más que palabra, somos, primero que todo, cuerpo, en nuestra existencia frente al mundo. Nos recuerda la importancia de prestar atención al lenguaje más primal y básico que nos compone.
* Si deseas saber más sobre el lenguaje del Butoh puedes leer la entrevista a Carla Lobos en https://lagrifo.wordpress.com/