dentro
la maja dulce el consomé brillante del invierno vírico voraz la cruza malas informaciones
yo temor hiperbólico hipocondría
no telemirar
una acerba medida ánima salud
zumo de horas
cachetear las nalgas de mi espera
no saber nada
espectro que recorre portado un virus la suma parca
fuera
días sin cuenta habían pasado y salí a la calle
la luz blanquecina húmeda
de mundo semen invistiendo el asfalto
un atmosférico armiño
salí neonato celoso
enceguecido apenas
premunido de piel
un vagido se escapó por entre mis dientes
los perros asilvestráronse ingerida basura
productos de este lento cataclismo
quiescentes avenidas vehículos extintos
resuenan mis pasos acumulan eco
en las cunetas consteladas de calor
dentro
insectos ni ellos me visitan
estéril casa manca que habito
dinteles yermos
caducas las lámparas empolvadas
torres de libros fundidos
a la hiedra seca del polvo argento
una bolsa de nailon se desliza
emulando la poca vida que queda
todavía en este sarcófago hogareño
fuera
los pocos yo enfundados
dícenme que para recorrerlas son las calles
para violarlas de a poco como se come
un tibio arrugado chocolatito
escondido en el baño de un gimnasio
con vergüenza en secreto casi imaginando el dulce
sin comerlo antes de comerlo
comiéndolo antes de comerlo
caminar lento entonces como se camina entre los vellos
de a quien hondamente se ama
recorrer gravitar suave deslizamiento
en las prohibiciones cagarse en el borde de las comisarías
pero me quedan pocos yo
los gasto
se extinguen quizás
día a día dosificando sus existencias
dentro
no tengo voz
derrumbáseme el inmueble
frágil siempre como la cáscara
del huevo pasado tiempo de su alumbramiento aviar
voz entonces no tengo
espacio tanto demanda
lozano de techo paredes ahogan la vibración
nada lo engendra
volveré a petrificarme
a clavar mi pupa en la cruz enterrar la cripta
el son de mis letras
la tiza y el cincel serán guardados
en la caja de marfil de mis quejidos
dentro
sentir que se fracasa
se siente una cuerda pulsada
sin piedad
dura nota del réquiem
casi casi se corta la cuerda
casi casi ese fracaso bautizado
a costa de la fiebre del fierro
que marca mi espalda
dolorida de esfuerzo incontestado
las causas se enumeran
se encadenan los acordes
se rasguea tan fuerte y tan despiadadamente
el preludio
un paso afuera del yo que apenas
apenas construí
cerrar para siempre la puerta de eso
yo
frágil forja
vela encendida
intemperie
deshuesado de mí
volver a la casa matriz
fracaso
fuera
solo un tropiezo me dicen
busco un culpable aquí afuera
expropiador
me asedia y no lo veo
los guarismos crecen las avenidas
derraman el trastorno
nada
la gente no tiene la culpa
esa es la mejor más inútil respuesta
retorna a mí el búmeran broncíneo de la culpa
más ingenioso
más valiente
venderme mejor
debí haber sido
no tienes idea lo triste que me pone
toda esta impotencia
tiene mi nombre mi sabor mis encías sangran
de tanto bruxismo mal moderno
estado chileno peor cuidador de dientes de la historia
exiliado fui de mí
por flojo según
por querer serlo según
las vidas quebradas del estúpido
amargura el resultado
oculto el yo que no quiere en su derrota exhibirse
faltome estar en el lugar correcto
otro dentro
encierro luces apagadas encierro selladas fenestras
un imbécil su moto chillan rasgando el aire
lejos que es más bien cerca si lo escucho
porque lo escucho
al menos lo creo lejos
me creo lejos
al amanecer de mis días del hundimiento derrota a la matriz retorno
respirar debo por vez prima mi aliento humo mío
comer mis ácidas cutículas
otro cielo fui desalojado
de algo muy parecido a mí
me hallo lejos de ese aire propio lleno de peligro viral
mas quiero montarlo
evitarme pensarme exiliado de lo poco
que fundé
aquello que forjé apenas
como un sueño.