Libertad

La naciente escarcha atormenta la escotilla de mi ser, rompe, opaca la transparencia y con ella mi único escape.

Eterna espera bajo un cuerpo de ladrillos / constante olor a aguarrás y pelo quemado / sonidos de todos los costados.

(Des)aliviado por la falta de impulsos criminales / efímera sensación de huida para probar la gravedad.

El horizonte dejó de existir, solo queda metal y vidrio, caras desamparadas, indecisas.

Cantan las aves finalmente libres de temor, desaparecemos de a poco, encerrados en barcazas contra el diluvio.

Sábanas rasgando el cuerpo / arañazos en los brazos / oídos enrojecidos / costras en las muñecas.

Guerra constante entre reflejos / recuerdos del pasado / inolvidable amor, asco y dolor.

Vacío absoluto, lenta decadencia atómica, irradiando a todos a mi alrededor, a todos quienes me importan.

El arrebol marca otra trasnochada, pensando constantemente en como llegué a ese momento.

Acostada frente a mí misma, aquel techo blanco y puro, se expande cada noche hasta el infinito.

Tragando una/dos pequeña(s) y blanca(s), solo para no temer a soñar, a acordarme de aquello(s).

Pestañeos constantes al ritmo del corazón, vacíos mentales, olvidarme de ser humana.

Nublada, mirando los blísteres me doy cuenta, del cómo siempre esto ha sido así, encarcelada y sin escape.

En un cuerpo prestado, arrendado, pagado por todo lo que he intentado ser o parecer.

Rezando a un dios en el que no creo, para que proteja a quienes quiero y ya no puedo ver.

Deseando ser ceniza, escapando hacia el cielo, ardiendo en el fin de la angustia.

Leo todas las cartas, dedicadas a -. Saco lo mejor de cada una y armo una nueva, las metáforas y las repeticiones.

La ira debe sonar bella, de lo contrario solo es un grito destructor que podrías decírselo de frente.

Quemo todas las demás en el tarro donde las encontré. La escotilla libera todos esos sentimientos.

Mientras canto en voz alta la nueva melodía, sin ritmo ni escalas solo ruido blanco con orden.

El frío destruye mis huesos, pero es lo primero que siento en mucho tiempo. La tez palidece mientras la escarcha se hace paso por el metal.

Me muestro como mesías en el cielo, nacen del barro cientos de caras en busca de aquella pequeña luz.

Llamaradas bajo mis pies, siento el futuro, los sueños no tienen final, todo lo posible, no pasará.

Palabras de perdón, grafito marcado fuerte. Toco el suelo, finalmente soy libre.