El Covi(d)elator

Tengo demasiado tiempo libre para pensar… Y como decía mi perro: “Si no mantienes ocupada la cabeza le darás espacio al síntoma” ¿Qué podría extrañar un chico como yo? Lo he pensado durante meses y he llegado a la conclusión de que extraño la espontaneidad. ¿La espontaneidad? Sí, leíste bien. La espontaneidad de colisionar frente a frente con algún desconocido, que por efecto de la inercia se balancea a mi ritmo intentando descifrar por qué lado de la vereda pretendo dejar mi huella. Anhelo notar su sonrisa, pero sin esa mascarilla asfixiante pues, conociendo la salud mental de la sociedad chilena, aquella sonrisa pudo haber sido la primera y última del día. Extraño no tenernos miedo, ¿tenernos miedo? Así es; miedo de que alguna gotita de saliva producida por uno de los acontecimientos más arbitrarios de la humanidad, después de catorce días, nos acuse con la muerte. 

Gerhald Yaco Méndez Faúndez (@yacomendeznba23)