Nicolás Lange: «Todas mis obras y relatos están unidos por algo: la vergüenza y lo difícil de amar»

Nicolás Lange (Puerto Montt, 1994) es un joven escritor, dramaturgo y director teatral chileno que actualmente vive en Italia. Sus textos le han valido reconocimientos como la Beca Mustakis y los Juegos Literarios Gabriela Mistral. Su obra Esto podría durar y durar y durar y durar y durar fue seleccionada en la Muestra Nacional de Dramaturgia 2022 y la versión inédita de Caminamos porque amamos algo obtuvo el premio Mejores Obras Literarias 2021. Este libro, lanzado a principio de año, recorre su vida de forma singular y variada, compartiendo memorias retorcidas y realidades grotescas con sus lectores, a quienes confronta directamente en la narración. El autor concedió una entrevista desde Berlín, en la que habló de esta obra y de su escritura.

¿Cómo fue el proceso de escribir Caminamos porque amamos algo
Estoy en esa línea intermedia entre el teatro y la literatura. Siempre he estado en ese punto en el que me siento cómodo, porque el teatro es muy libre y muchas partes de este libro comenzaron como una obra de teatro: eran voces, conversaciones, más que nada, y las fui uniendo como bloques. Quería hablar de amor, por sobre todo. Creo que es un tema universal. Y es muy difícil escribir acerca de eso. 

¿Cuán importante diría que es lo autobiográfico en su escritura?
La primera frase del libro es: “Comencé a escribir cuando comencé a mentir”, y al final dice: “Este no es un libro”. Mi escritura siempre ha sido muy personal. Para mí, el escribir es lo único que nunca me va a abandonar, por eso me encantó partir con: “Estaba en un bar en Atenas hace unas semanas / y escribí en las notas de mi celular, / frente al hombre que amo: // ‘En este momento me abandona la escritura / y me quedo muy solo / y son cosas que no deben pasar’”. Ahí no hay miedo de nada, no tengo la presión de escribir bien. Con estas ecuaciones de palabras, con estas vocales y estas consonantes, quiero comunicar algo y entretener, eso es todo. Quiero hablar de grandes temas, aunque terminó hablando de otra cosa y siempre está presente en mi vida: mis amigos, las personas que se mueren, las plantas que se me mueren. Pero más que autobiografía, tiene que ver con que creo en contar lo cotidiano, lo que me está pasando en el momento en que estoy escribiendo, mientras tecleo: qué estoy viendo, quién me habló, a quién extraño, a qué temo. Es autobiográfico por la vergüenza. Casi todo el arte o la escritura que me gusta contiene mucha vergüenza. Creo mucho en la vergüenza como un acto de verse desde afuera y reconocerse con miedo ante algo, sobre todo para no estar siempre dentro de uno mismo.

Algunos de sus tópicos recurrentes en Caminamos porque amamos algo y sus obras de teatro son la homosexualidad, la pérdida y la cotidianidad, ¿qué lo llama a escribir sobre ellos? 
Lo íntimo es profundamente político, se hace política desde eso, sobre todo desde el cuerpo de la persona que lo declara. Yo soy un chico homosexual que está declarando eso. Ahora que la ultraderecha es muy fuerte a nivel mundial y está obsesionada con la queerness y con el movimiento LGBTQ, es muy revolucionario ser homosexual, es una resistencia, el amor es una resistencia y creo que se me da muy bien hablar de eso. Este es un libro profundamente homosexual porque tiene mucha imaginación alrededor del amor. En realidad, más que hablar del amor, lo asedia. Es un libro de asedio sobre todo, creo que esto es lo fundamental: asedia la dictadura, asedia la palabra sur. No soy capaz de hablar del sur, de hablar de Puerto Montt, por ejemplo, pero soy capaz de hablar de mi madre que no tiene dientes, del primer hombre que me gustó en el sur, de que se me mueren las plantas o de que alguien me las mató.

A pesar de que los relatos del libro abordan diferentes temáticas, lugares o tiempos, ¿diría que siguen una misma línea o al menos tienen algo que los entrelaza? Por ejemplo, en el cuento “Caminamos porque amamos algo” se habla de unas latas con piel dentro, o de latas que se despellejan, y en “Demasiado grande sería el bosque” pasa algo similar, pero hay muchos otros casos. 
Es una linda pregunta. Creo que siempre escribo el mismo libro. Todas mis obras y relatos están unidos por algo: la vergüenza y lo difícil que es amar, lo difícil que es encontrar alguien que te ame y amar a alguien. Es un libro previo al amor y tiene esa vergüenza, esa adrenalina, esa velocidad. Habla de funerales, de latas de semen, de un gato grande que se repite. Es un gato que absorbe toda la tristeza del mundo y que tiene un misterio, un gato que es todos mis amantes, pero al mismo tiempo es mi abuelo fascista. Es eso, una unión de vergüenza y amor, un antes del amor. Los motivos se van repitiendo como en una conversación. 

¿Qué función cumple el cuento final, que habla sobre el punto y el lenguaje? 
Mi obra siempre es sobre el lenguaje, sobre cómo el lenguaje puede hacer aparecer y desaparecer cosas, casi como en el acto de rezar, cuando uno reza para cambiar una realidad, para salvar a alguien de la muerte. Ocupo esas palabras porque son lo único que tengo, con ellas quiero revivir a alguien, salvar a alguien, prometerle amor para siempre. Son actos de habla que tengo en mi vida como artista: me casé con un hombre hace poco, entonces le prometí amor de por vida y eso es algo muy fuerte. Mi amigo murió y en el cuento “Historia del niño que se convirtió en un nido” le dedico una fábula, pero la fábula no es suficiente para hacerlo revivir, así que busco actos imposibles con el lenguaje. Realmente quiero buscar el milagro, como hicieron otros antes de mí: San Agustín en sus Confesiones, que eran muy homosexuales, o Bernard-Marie Koltès, que escribió la obra Roberto Zucco cuando el personaje real estaba muriendo, o Derek Jarman, que empezó hacer obras sobre los colores cuando estaba quedando ciego. Esas cosas me conmueven profundamente, cuando se unen la inutilidad y el milagro, eso es todo para mí. 

¿Tiene algún otro proyecto en el que esté trabajando actualmente? ¿Nos puede contar algo sobre eso? 
Sí, estoy escribiendo mi nuevo texto como dramaturgo representante del Centro Dramático Nacional de España, soy el primer artista latino en hacerlo, en un nuevo proyecto internacional en conjunto con España, Lituania, Alemania y Bélgica. También estoy escribiendo mi segunda novela con apoyo del Fondo del Libro y voy a estrenar dos obras: una que se llama Verdar, en el Teatro UC, dirigida por Paula Aros, en que actúa Paulina García, y otra llamada Y, y, y, y, y, y, por los cincuenta años del golpe de Estado, que me invitaron a escribir desde la productora White Tiger y Compañía La Chueca. Y en septiembre me iré a estudiar un máster de dirección en Ámsterdam.

Fotografía: Magdalena Chacón.

Ficha del libro:
Caminamos porque amamos algo. Nicolás Lange, Cástor y Pólux, 2023, 94 pp.