Un diálogo mudo

La primera novela de Paulina Flores, Isla Decepción, nos cuenta la historia de Marcela, quien escapa de sus fracasos amorosos y profesionales en la capital huyendo hacia Punta Arenas, donde se encuentra su padre Miguel, con quien mantiene una relación compleja. A todo esto se suma Lee, un marinero coreano que, tras escapar de un barco factoría, es rescatado por Miguel.

La autora, reconocida en 2021 por la revista Granta como una de las mejores narradoras jóvenes en español, debutó en el mundo literario con Qué vergüenza (2015), un aplaudido libro de cuentos que ya mostraba un estilo propio. Este estilo, que parece muy apto para una actualidad más cercana a las pantallas que a los libros, trabaja por medio de secuencias de movimiento que nos llevan, como una cámara, por las imágenes tanto de sus cuentos como de su nueva novela, pero estas secuencias se mezclan con momentos de introspección de los personajes, que nos permiten ver a través de sus ojos y oír sus pensamientos: “Encuentra a Yusril durmiendo con la navaja entre las manos. La pieza huele a fermentación y tiene un aspecto orgánico. Unos pocos rayos de luz se cuelan por los agujeros del latón que cubre la ventana. Lee siempre piensa lo mismo cuando la ve, que parece como si la hubieran ametrallado”.

Al situarse en Punta Arenas, extremo sur del continente, la novela está siempre acompañada de una sensación: el frío. La vida solitaria a la que ha llegado Miguel o las vivencias de Lee en el buque transmiten una frialdad tortuosa de la que solo se desea escapar. Este tono acompaña muy bien la narrativa de Flores, que a través de personajes complejos toca temas como el huir de los problemas, la relación padre-hija o el rehacer la vida en un lugar nuevo. Cada uno de los tres personajes parece ir en un carro descontrolado, sin tomar las riendas de su propia vida, aunque cabe destacar que el más llamativo es Lee, no solo por su trágico pasado, sino que también por esa especie de niebla que lo envuelve, desde su vida previa al barco hasta su porvenir como migrante ilegal.

Dentro del trío de personajes centrales, Lee, debido a su barrera lingüística, se vuelve un catalizador para la deteriorada relación entre Miguel y Marcela. Un gran logro de la novela es esta presencia de un individuo que recibe, pero no emite mensajes. La historia de los otros dos personajes perdería fuerza de no ser por esta participación pasiva de Lee en sus conversaciones. Por ejemplo, cuando Marcela decide contarle las decisiones que la han llevado hasta Punta Arenas por medio de gestos: “El coreano levantó las cejas. Como otras veces, pareció que estaba a punto de soltar algo, pero no dijo nada”.

En Isla Decepción, que deja el mismo sabor de boca que algunos cuentos de su primer libro, como “Qué vergüenza” o “Tía Nana”, Paulina Flores crea un relato que se siente orgánico. Crea atmósferas mediante sus descripciones del espacio, los olores o los movimientos, y procede a continuación a exhibir la interioridad de los personajes. Este procedimiento se repite a lo largo de la obra y le otorga a los personajes mayor complejidad, ya que no solo nos muestra lo que piensan, sino también lo que sienten y bajo qué contexto nacen sus opiniones.

Ficha del libro:
Isla Decepción. Paulina Flores, Seix Barral, 2021, 362 pp.