De todo un poco
Después de escribir sobre mis dolores, sobre mis temas médicos, no supe bien cómo seguir escribiendo.
Nunca he podido escribir desde el amor, o muy poco, creo que es un tema muy manoseado por poetas, cantantes y escritores, y no pude encontrar mi voz en el tema.
Así que encontré el tema de la muerte.
A ver, siempre he escrito sobre la muerte respirando en mi nuca, así que ahora escribo siendo yo la que lo hace, mi protagonista es una asesina.
En general las historias de asesinos tratan de:
—Policías buscándolos.
—El que anda escondiéndose o arrancando.
—O tratando de redimirse, o como Dexter, solo mata personas “malas”.
Mi asesina no, en algunos relatos ensaya o lo hace para divertirse, en otros es a sueldo, etc.
También me di cuenta que he escrito de muchos otros temas en relatos, la mayoría totalmente inconexos, pero que me gustan mucho.
Alguna vez hice el ejercicio de relatos en seis palabras, pero los perdí.
Taxista
Agarro el taxi, salgo a dar una vuelta, de caza, prendo la luz del taxímetro. Me alejo a otros barrios, no se caga donde se come, dicen por ahí. Más sencillo, no quiero que nadie me reconozca, esta es mi segunda pega.
Un par de ancianos me levantan la mano, me hago la desentendida, quiero ir más lejos. Cinco cuadras más allá, un joven me hace señas, paro, sube, me da las indicaciones. Por el retrovisor lo miro, bien vestido, corbata, solapas delgadas, tiene un aire entre mafioso y oficinista elegante, me gusta un poquito, va callado, mirando por la ventanilla cómo cae la tarde. Suspira y comenta algo, hablamos del tiempo, los cambios de temperatura, le ofrezco gomita, para endulzar la vida, le digo. Con una sonrisa saca una bolsita, la abre y se echa una a la boca, el resto las pone en su bolsillo.
Al llegar a destino paga, pero me pide que lo espere unos cinco minutos.
—Ok —digo.
Efectivamente a los cinco minutos, más o menos, vuelve, con una gran sonrisa me pide que volvamos a donde lo tomé y me cuenta que será papá en seis meses más.
—Le di todas las gomitas que me convidó a mi novia, ¿tiene más para el camino?
—Sí, claro, saque más.
A los dos días la crónica roja anuncia que encontraron muerta a una mujer embarazada de tres meses en su departamento, golpeada y con la lengua azul, se busca al novio, habría sido su última visita. La dirección es la misma. Como toda una ciudadana modelo, llamo a la policía y les cuento lo que sé.
Al día siguiente no me sorprende escuchar que lo encontraron muerto, y con la lengua azul.
La previa
Ya preparé mis gomitas. Ahora tengo que embolsarlas para venderlas y/o regalarlas.
Voy a empezar en la feria artesanal de la plaza, se venden rápido y barato. No me interesa ganar plata, es solo un ensayo. Puse una bandeja de muestras para degustación. Fui un éxito, vendí casi todo y temprano. Como siempre, la gente prueba todo lo que encuentra “gratis” y compra muchas cosas para comer. Si algo les cayera mal, no sé si se podría determinar exactamente qué fue lo que los afectó.
Además, mañana es Halloween…
A veces escojo alguna persona para darle de las especiales, pero creo no tener ningún patrón específico, todavía no me atrapan. Igual mi firma es plenamente identificable, muertos con la lengua azul comieron mis gomitas, pero no todos los que terminan con esa lengua mueren.
Lo que me interesa es ver cómo se distribuyen una vez que salieron de mis manos, algunos los reconozco o aparecen cerca de mis territorios, otros aparecen en cualquier parte. Lo complicado es cómo hacerlo aleatorio.
Antes era más fácil, en consultas médicas, oficinas de ejecutivos bancarios, lugares de atención de público, siempre habían fuentes llenas de dulces para que el que quisiera sacara uno, dos, un puñado, etc. Se volvía a llenar y listo.
La verdad no me interesa quién cae con mis gomitas: niños, enfermos, adultos, profesores, albañiles, madres, delincuentes; la muerte no perdona ni a discrimina nadie, ¿por qué tendría que hacerlo yo? Tengo una sola duda: ¿Soy asesina en serie o asesina en masa?
Impúdicamente exhibicionista
A fines de enero de 2023 en Facebook vi que uno de mis contactos mostraba que había ayudado a una amiga a publicar en una gran editorial una novela policial de misterio.
Patudamente le escribí y le pregunté si le podía mandar algo de mi libro para que lo viera y, en el fondo, viera la posibilidad de publicarlo. Le mandé el texto que dice “otra vez desperté”, de mi libro Estallidos de dolor.
Se demoró unos días, no me contestaba, así que al final le dije que le agradecería su opinión. Y de lo que no me di mucha cuenta antes de hablar con él, fue que en sus libros los niños nacen por las maripositas y las abejitas que polinizan las flores del campo, pero bueno eso fue un error mío, o no error, no lo sé.
En todo caso, su comentario es muy honesto y se lo agradezco, y está muy bien escrito o hablado, mejor dicho, porque me lo mandó por audio y yo lo transcribí, dice: “Me parece un texto interesante, está bien escrito. A mí, este tipo de textos, indecorosamente personales, tan exhibicionista de los sentimientos, no me van, exhibicionismo de los sentimientos internos en un periodo difícil”.
A mí me sonó como “impúdicamente exhibicionista”, casi le cambio el nombre al libro, pero iba traer un público muy distinto al que busco, así que lo dejé como estaba en Estallidos de dolor.
TIC TAC
tic tac tic tac
58 años oyéndolo
pero ahora es más fuerte
Junio 2021, me recordaste que estaba ahí
5 o 6 años dijiste
todos morimos, nadie sabe cuándo
ni quiera yo
pero el tic tac, a ratos, es ensordecedor
TIC TAC
¿Era mi decisión? ¿De verdad?
Años antes, no me soñé hospitalizada
Al día siguiente me abrirías
Para decir ¿Y ahora qué?
TIC TAC
No soñé que llegaras en la noche
A las 10 pm, acompañado
Le dimos otra vuelta, dijiste
Eres una paciente muy complicada
(Te quedé grande)
Es muy peligroso operarte
Solo arreglaremos el marcapasos, dijiste
TIC TAC
Y al final, tampoco eso
Solo me cambiaste la pila
En fin
Tu comentario fue lapidario
5, 6 años, te vas a ir apagando de a poquito
Yo vi al Viejito Pascuero
Sé que actualmente ya no se habla de Viejito Pascuero sino de Santa Claus o Papá Noel, pero en mi infancia, mediados del siglo pasado, nosotros esperábamos al Viejito Pascuero.
Sé además que el Viejito Pascuero no existe, pero yo lo vi. Debo haber tenido unos cuatro o cinco años y la Carolina dos o tres. Habíamos vuelto hacía poco de Alemania, donde nació la Sabine. Vivíamos en la calle Estrella Solitaria, cerca de la plaza Ñuñoa, una casa de dos pisos y la escalera con la vista al comedor, que tenía puertas ventana, puertas francesas que les dicen ahora.
La regla siempre fue el 24 ir a acostarnos temprano y la mañana del 25, la que despertaba primero, despertaba a las demás y nos íbamos a ver los regalos.
Esa vez despertamos en medio de la noche y empezamos a bajar la escalera, mirando hacia el living-comedor y adentro, al lado del árbol, ¡estaba el Viejito Pascuero poniendo los regalos! Parece que nos asustamos y nos devolvimos para arriba, porque no me acuerdo de nada más. No sé si fue ilusión, si vi a mi papá poniendo los regalos y lo bloqueé, no sé qué pasó, pero ¡yo lo vi!
Pesadillas
Desperté con una pesadilla. Soñé que tenía diez u once años. Estaba arriba de un árbol con un compañero de curso que había ido con sus papás de visita. Yo estaba en una rama más arriba de él. En un momento fui a poner el otro pie en otra rama, sin darme cuenta de que él estaba apoyado ahí para seguir subiendo, y lo empujé ¿sin querer? Cayó al suelo de espaldas, no se movió y desperté. Me persigue por años. Otras veces hay alguien más arriba, que me desafía a empujarlo, pero siempre termina con alguien en el suelo, sin moverse.
¿Bailamos?
Y me invitaron a la fiesta del Lucho, medio obligado, pero mala suerte… estas cosas no se pueden dejar pasar. Menos cuando vas tú.
Le dije a mi papá que me ayudara a revisar las ruedas de mi cacharra, ensayé un par de coreografías y elegí la música que iba a pedirle al Manuel, DJ de todas las fiestas del curso.
Esa noche te vi con tus amigas, hice un gesto a Manuel, estiré la mano invitándote, te acercaste cruzando la pista, te sentaste en mis rodillas y las ruedas de la silla ya no pararon en toda la noche.
Halo
Hoy lo recibí, brillante, dorado, flota a un palmo arriba de mi cabeza, ¡bien! No, debo ser humilde, por eso, entre otras cosas, lo recibí ¿no? En fin, volvamos a lo humilde.
La gente me mira, me abre paso, no se atreven mucho a acercarse, los que no tienen más remedio que interactuar conmigo me temen. ¡Qué raro! Pensé que mi halo atraería más reconocimiento y amor.
Poco a poco la gente se fue acostumbrando, me preguntaban cómo lo había hecho.
—Siguiendo las instrucciones del libro, obvio.
Creo que pensaban en algo como armar un mueble, pero no se atrevían a preguntar.
—¿Cuánto se demora el proceso? —preguntó otro.
—Toda mi vida —contesté.
—¿Durará?
—¿Por qué no?
San Pedro no quiere na conmigo
Acabo de recordar que hasta mi adolescencia, cuando contaba de mis operaciones, decía que en la operación de los dos años le había estado tocando la puerta a San Pedro, y no me abrió. Hablando con mi mamá, decía que en el quirófano había tenido un paro cardiorrespiratorio, y me pudieron sacar ahí mismo.
El 22 de diciembre de 2021 morí, pero no morí. No morí, pero morí, no sé explicarlo mejor.
El doctor me dijo que estaba con taquicardia de doscientos latidos y necesitaba aplicarme corriente para ver si me estabilizaba. Me tuvieron que poner las paletas dos veces, como en la tele, y mi pareja mirando. De pronto le dije al doctor, funcionó.
No tengo ningún recuerdo de eso ni angustia, nada. Por eso morí, pero no morí. No morí, pero morí.
Otra vez, en noviembre de 2022, casi me morí, tuve un edema pulmonar que me tuvo al borde, incluso llamaron a Diego y Leonardo para “despedirse”. Me di cuenta, pero yo no me sentía tan mal, así que les dije que no se preocuparan, y acá sigo, pero ahora oxígeno dependiente.
Con toda mi historia y las veces ya que me han tenido que rescatar…
San Pedro no quiere na conmigo.
Mamá canguro
Cuando llegó la Kira estábamos entrando al invierno, en esa época yo trabajaba con la bata puesta y ella venía a subirse arriba mío a regalonear. Y de repente encontró que era más calentito meterse en mi pecho y ahí se acomodaba. Cuando era chica muy bien, pero a lo largo del tiempo obviamente fue creciendo y fue pesando más, entonces ya últimamente se mete, pero un rato, y además se mete de cabeza, con el poto arriba, así que supongo que está bastante incómoda, porque se queda poco rato.
Algunos días yo estaba con el computador en la falda, ella llegaba a buscar dónde ponerse o cómo hacerlo para estar calentita y regalonear. Ese día se acomodó muy bien y yo estaba bastante incómoda, obvio. De repente la miré y estaba tan como entregada, tan tranquila, que me puse a tomarle fotos de muy cerca y creo que esta salió maravillosa.
Obviamente ella es la reina de la casa, ahora se anda paseando por arriba de la mesa, investigando la caja del micrófono y otras cosas que no conoce, y nadie le dice nada.
Pero estoy celosa, su lugar favorito son las piernas de Leonardo cuando llega de la oficina, se sienta en el sillón, cruza una pierna sobre la otra y ella se va a instalar encima. Y duerme y se entrega y queda ahí como el último y el mejor cielo en la tierra.
