México

En verano tuve que viajar a México, allá era invierno y era demasiado helado, onda con viento de Punta Arenas. Salí super abrigada de mi casa: gorro, bufanda, chaqueta, de todo. Caminé al super para hacer las compras básicas. Cuando entré, tenían una máquina para tomar la temperatura súper grande: me puse enfrente y la luz se puso roja y empezó a sonar.  Todo el mundo se dio vuelta a mirarme. Puta la wea, pensé, no me van a dejar entrar. No sabía cómo probar que no era covid ni fiebre, que era solo el calor por caminar abrigada. Al final el guardia fue buena onda y me tomó la temperatura en la muñeca, pero la vergüenza fue grande.