Mi cruz

Este año, entre marzo y julio, justo cuando la pandemia se empezaba a calmar un poco, estuve bastante tiempo metido en algunas apps de citas. Esto ocurrió específicamente en Tinder. Un día hice match con un tipo y me gustó caleta lo fluido que éramos para hablar. Pasó el tiempo, nos conocimos un poco y nos juntamos a tirar en mi casa. Se veía un cabro normal y genial como para hacer cosas, pero…

Pasa que, cuando estábamos tirando, él hacía ruidos de animal, movimientos como de perro y weás así, y en un momento me dijo: ládrame.

Dentro de mí, me preguntaba por qué, pero la duda me duró poco, ya que a los segundos de decirme eso, le ladré como perro alegre. Al momento de ladrarle, esta persona se tapó la cara y de puro éxtasis se corrió de una manera sumamente intensa, tanto que dejó mis sábanas manchadas y no las pude lavar hasta el día siguiente.

Después me enteré de que era furro y quedé chokita. Le ladré a un furro.

Pude haber dicho que no, pero como soy weón, me quedé con esa marca. Esa es mi cruz.