Tres postales del Ganges / Camino de Agra

[Número 17 – 2009]

TRES POSTALES DEL GANGES

1

Dios, qué dioses
tengo en una cajita de cartón
Son ocho a una rupia por cabeza
y sus originales están hechos
del eslabón perdido de los árboles
duro como la Ley que corta al mundo en dos.

Los ocho contra Heráclito, bañando a una ciudad
la misma una y mil veces en lo inmóvil del río
que no sabe aun de donde brota:
ni se evapora ni propaga la muerte.

Con dedos rojos y amarillos y azules
juegan a combinar en un mismo collar
de flores, a los vivos y a los muertos
sin que esa artesanía se niegue a la carroña.

2

Pesadilla de ver lo que nunca se ha visto:
Un perro le está comiendo la cara
al cadáver de un viejo. Un cuadro de costumbres
Sus personajes mismos no lo ven
Simplemente se bañan en la muerte
en que el Ganges florece, meciendo con sus cantos
como si fueran dioses
a la carroña.

3

Santidad y lepra
cólera y minoría de edad
causales o no de la muerte emparentan a los cadáveres que no pasan
por el fuego purificados por el agua
su Ganges común
Algunos, hinchados de río, reflotan y se confunden en la lenta corriente
con los muertos de mala muerte:
cadáveres sin familia
víctimas de un crimen no identificado
Unos y otros se mecen a la orilla sin llamar la atención de los bañistas
o de quienes hacen sus abluciones
indiferentes a la carroña entre las flores que constelan el agua.

CAMINO DE AGRA

En el camino de Agra una mendiga se lleva sus gestos a la boca, en forma de flores
La muerte
Nunca he visto una mujer más bella en la India
y una teoría de ciclistas escuálidos
El perro más grande se come al hombre más chico
El sagrado recuerdo de las moscas
Aglomeraciones increíbles seguidas de campos que parecen de trigo
Unas como bostas manufacturadas, de paja y barro, industria floreciente e incomprensible por ahora muestras de lo que hace la artesanía, del cosmos
A lo lejos, ángeles. Mujeres que arrastran sus divinos vestidos por el polvo,
sacrificadas a la tierra
Aquélla torre, una especie de rábano
Casas. De construcción reciente, en las que nadie vive y a las que les faltan
pedazos como si las hubieran mordisqueado
Las mujeres bañan a la diosa de la fecundidad con su sangre menstrual. La juntan
para traerla al templo–
Luego, orgías que nunca están permitidas
Hoteles de un solo ambiente que no necesitan de sus columnas para sostener el techo
El arte de la almacenación
Depósitos de estas bostas manufacturadas combustibles, en forma de casitas compactas
Dibujadas a dedo con bajorrelieves prehistóricos
Son los artistas modernos los que pasaron de moda
Mantenerse en el no saber. Por muy inadmisible que sea la extrañeza cuando proviene sólo de la ignorancia
Un guía que responda a las preguntas más estúpidas
Ancianidad trashumante. O es un prejuicio; porque todos vamos en la misma dirección
Ante una tal oscuridad de referencia, palabras y cosas se igualan y el escriba goza
de la letra como de un fetiche.
Ovejas pintadas de rojo
Se arriendan camas en cualquiera parte del paisaje
Olores que parecía imposible oler
Restos que amenazan con ser incomprensibles
El Museo. Otra nube de polvo
No salirse, en la descripción de la conjetura
El arte de amontonar, que cambia de un tramo a otro
Casas de las que se ve, por partes iguales, el exterior y el interior
Niños que venden serpientes y abanicos de plumas de pavo real
El dictado automático de las cosas
El inconsciente exterior.
¿Qué significa llegar a Agra?