Al desnudo

Carmen narra la historia real de cómo Romina Pistolas, la autora, tras emigrar de Calbuco a Australia, decide dejar su trabajo de cleaner para convertirse en stripper en un club nocturno, en busca de un mejor pasar económico. Envuelta en dudas y miedo por qué dirá su familia, además de lo desconocido de su nuevo trabajo, se da cuenta de que en ese mundo encuentra una nueva familia que, a veces, se siente más propia que aquella con la que comparte lazos sanguíneos. Empieza, además, a derrumbar todos los prejuicios establecidos hacia las trabajadoras sexuales, mientras nos cuenta cómo llevan su día a día, sus anécdotas, sus problemas y, sobre todo, sus sentimientos.

Esta novela cobra valor, en primer lugar, por la capacidad de mantenernos tan cerca de Chile como de Australia. Es un vaivén constante, pues Pistolas nos ubica en diferentes ciudades del continente oceánico, pero nos recuerda su nacionalidad a través de una narración empapada de modismos, dichos y tallas típicas chilenas. Como ella misma menciona, es “más chilena que los porotos”, lo que le permite una cercanía y una conexión únicas con el lector compatriota. Yo misma sentí esa proximidad en muchas ocasiones mientras leía su texto, pues es difícil no conectar cuando alguien retrata de manera tan prolija sentimientos de ansiedad y angustia. Gracias a su prosa sencilla y sentido del humor, además de la presencia de pequeñas frases en inglés, nos transporta a la realidad vivida por la protagonista. Por otro lado, también nos deja ver cómo se ve afectada por la lejanía de su país de origen. La autora, luego de integrarse a este nuevo mundo y de compartir su diario vivir con chicas que, al igual que ella, se encontraban alejadas de sus lugares de origen, forma lazos únicos.

Pistolas nos indica en varias ocasiones que existían diversas reglas dentro de su trabajo, las que las protegían a ella y a sus compañeras de faltas de respeto por parte de los clientes: por ejemplo, cuando hacían un lapdance estaba completamente prohibido que ellos las tocaran sin autorización, ya que se exigía consentimiento entre cliente y trabajadora. Esto es algo que claramente difiere de lo que pasa en Chile, donde incluso carabineros se han visto involucrados en casos de maltrato hacia trabajadoras sexuales.

Sin embargo, algo en lo que sí podemos encontrar similitudes en ambos países —y, en mi opinión, incluso a nivel mundial— es que, como menciona la autora, “al final todo se resume a esto: el trabajo sexual está tan estigmatizado que el hecho de que un familiar tuyo lo ejerza puede llegar a significar la muerte de pura vergüenza social”. Aún tenemos un camino largo que avanzar como sociedad para entender que el trabajo sexual es trabajo y que, como tal, merece tener las mismas regulaciones que los demás para que funcione de manera digna y libre de prejuicios. Pistolas, con su libro Carmen, nos cuenta una realidad poco vista dentro de la literatura a través de sus propios ojos y experiencia, nos abre la mente para descubrir un mundo desconocido para la mayoría.

Ficha del libro:
Carmen. Romina Pistolas, Cuneta, 2022, 232 pp.