A mí amado amigo, el del sur del continente. Había recorrido las calles del centro de la ciudad con la ilusión de encontrarse con Azul aquel atardecer en que la lluvia acompañó sus lágrimas. Sabía que era una apasionada por las calles de la Candelaria, fuente de inspiración de sus retratos. Al llegar al centro…
Cuento
Mente
Las gotas golpean mi cara, me encuentro bien. Puedo percibir lo bonito que es aquí. El río me atrapó en su inmensidad y, realmente, me deja navegar por toda su diversidad. El arriba se ve bien, las nubes negras le dan ese «no sé qué»; puedo verlas reflejadas en él, puedo verlas danzar junto a…
Epitafio para seis
Ahí estaba ―como siempre― el inmensurable horizonte difuso entre acordeón de azules y camanchaca. Sin fronteras, incorpóreo, vertiginoso, meciéndose en un vaivén hipnótico y cantando su canción que nunca calla. Esta vez, célebre y armonioso, arrullaba tiernamente al recién nacido ballenato nebuloso. Una docena de titánicas ballenasirrumpían en la cuna acuosa con su celebración de…
El marco de cristal
Recuerdo que, en el sueño, entraba desde un pasadizo estrechísimo hacia un cuarto simétrico y ortodoxamente limpio y, en su techo, había un marco de cristal ganado en la esquina. El brillo que entraba por este golpeaba en la pared derecha y el resplandor se esparcía por el resto de la habitación. Recuerdo que, también,…
Atenedorizar
Dedicado a Catherine, la persona que me inspira con su existencia, me motiva a seguir escribiendo y abriga con su amor. – Me gustaría que me atenedorices. – ¿Que haga qué? Era primavera, pero el sol ya estaba presagiando el calor abrasador del verano. Santiago parecía un horno y los ciudadanos eran sacos de carne…
Hidratación
Con una pierna semiflectada retarda el orgasmo queriendo expandir el placer por todo su cuerpo mientras la suela de su bota plástica se equilibra sobre un poste de madera. Sostiene en su mano izquierda un cigarro y en la derecha la manguera que vierte el agua sobre el jardín de su patrón. El hombre mira…
Ucronía
El corazón de Napoleón retumba siguiendo el ritmo del tamborilero. Frente a él se dibujan humildes granjas de adobe. Los campesinos huyen atemorizados. Aquellos más irracionales cargan sus carros con leche y trigo; otros, los más inteligentes, suben a sus hijos a hombros y corren a toda velocidad sin siquiera mirar atrás. El emperador espera…
El escondite
Espera ¿lo hacemos a escondidas? Si es que prometes contar hasta diez, puede ser que te descubra y que tú me descubras también. ¿Eso es posible? ¿descubrirse simultáneamente? Sí, eso es amor. Amor a la sabiduría plenamente asociada a las investiduras libidinales arcaicas. El rey Neptuno ruega el silencio de Eros y propone hacer una…
La casa amarilla
Si fuéramos solo un relieve extraño de una pincelada arcaica, entonces diríamos que no a la ciudad que anda a gritos grises. Un poco más allá de colores siúticos, ya no se pinta ni se raya. Alguien se impone como un vidrio roto en el suelo de la casa amarilla. Alguien se inmiscuye entre el…
Punky veranista
– Sí, esta vez sí te creo. Ya no hueles a tabaco de vainilla. Mi tía Isabel dice que dejó de fumar. Lo dice todos los días. Yo siempre hago como que le creo, porque me parece que lo último que se debe hacer con una enferma es cuestionarla. Es cosa de un par de…
